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Moncho Monsalve. Quien lo probó lo sabe.

Moncho Monsalve e Igor Kokoskov, vocación y maestría
Moncho Monsalve e Igor Kokoskov, vocación y maestría

De un rato de charla con Moncho Monsalve, como espectador, oyente o, simplemente, de colega a colega, uno sale reforzado en sus convicciones. La pasión que transmiten sus palabras es la misma con la que se entrega a su mujer, Yolanda, y al baloncesto, un deporte al que llegó hace muchos años, como jugador, y del que nunca se retirará, aunque ahora, quién sabe si temporalmente, lo ejerza como maestro y tutor de futuros entrenadores, alejado de la presión diaria.

Por este motivo, quienes formamos parte de Sport Coach nos sentimos especialmente honrados con su presencia en el Pro Coach. Allí, desde una silla al borde de la cancha central de L´Alqueria, no quiso perder detalle de ninguna de las charlas, a las que asistió con el mismo entusiasmo que los alumnos, con esa necesaria “mente de principiante” con la que se ha movido siempre por este oficio, un oficio que empezó a ejercer en 1972 en Mataró y que le ha llevado por medio mundo, incluidas sus experiencias como seleccionador en Túnez, Suiza, Brasil, República Dominicana o Marruecos.

Grandes entrenadores asisten al clínic de Dimitris Itoudis en el Pro Coach
De frente a fondo: Miki Vukovic, Moncho Monsalve, Luigi Lamonica, Jenaro Díaz y Jota Cuspinera, atendiendo a los “Signature Drills” de Dimitris Itoudis en el pasado Pro Coach

Y es que Moncho es entrenador, como él mismo declara, lo que hace que desaparezcan el resto de barreras. Oriundo de Medina del Campo y ciudadano adoptivo de San Sebastián, acudió allá donde se le presentó un proyecto profesional ambicioso y retador, anticipándose a la situación actual del preparador español, quien ha comenzado a entender la globalización del baloncesto, no como una dificultad, sino como una gran oportunidad para convertir su pasión en su profesión.

Moncho Monsalve fue uno de los pioneros a la hora de tender puentes con el otro lado del océano, con los inventores del baloncesto

Incapaz de hablar mal de ningún colega, mentor y amigo de muchos jugadores que entrenó, profundo conocedor de cada uno de los puertos a los que arribó; primer crítico de sí mismo y de su trabajo y curioso historiador del juego, Moncho Monsalve fue uno de los pioneros a la hora de tender puentes con el otro lado del océano, con los inventores del baloncesto. En sus viajes a Estados Unidos conoció grandes entrenadores universitarios, de los que aún hoy habla con una sincera admiración, esa con la que todos los alumnos deberían referirse a sus maestros, se llamen Pete Carril, Lou Carnesecca, Bobby Knight, como en su caso, o bien Dimitris Itoudis, Lionel Hollins o Igor Kokoskov, como el de nuestros alumnos Pro Coach.

Aunque muchas veces entrenar haya sido para Moncho, eso que Lope de Vega resumió en “dar la vida y el alma a un desengaño”; aunque sea verdad, quién lo pone en duda, que haya perdido más partidos de los que ha ganado al cabo de su carrera, Monsalve es un espejo para todos los que nos soñamos con metodologías de enseñanza, ajustes defensivos, ángulos de bloqueo, planes de partido y jugadas para salir de tiempo muerto. Para todos los enamorados de este deporte que, simplemente, desean poder cumplir 74 años y seguir emocionándose al hablar del baloncesto. Quien lo probó lo sabe.

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