¿Cómo lo haría…?

JJNieto87

“Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero solo creo en Billy Wilder”. Con estas palabras comenzó Fernando Trueba su discurso de aceptación del Oscar entregado a la cinta Belle Époque en 1993. Hasta tal punto se extendía la devoción del director madrileño por el realizador de origen austriaco, quien pocos días después lo llamaría para felicitarlo: “Hola, Fernando, soy Dios”, le saludó amablemente.

Lo curioso es que en el despacho del propio Billy Wilder un gran cartel irrumpía del otro lado de la puerta: “¿Cómo lo haría Lubitsch?”, rezaba haciendo referencia al director alemán y gran maestro, autor de comedias inmortales como Ninotchka, Un ladrón en la alcoba o Ser o no ser.

Así es el mundo del cine, un gremio habitualmente tachado de ególatra que, sin embargo, y aunque con un toque de mitomanía sobreactuada, no deja de rendir pleitesía a quienes, antes que ellos, pusieron imagen y sonido a nuestras vidas. En muchas películas son habituales los planos homenaje, las menciones expresas y hasta la reproducción explícita de escenas de películas anteriores.

No está tan clara esta continuidad en el mundo del baloncesto, mucho más anclado en el presente, siempre pendiente de dar un nuevo salto tecnológico y reglamentario, alerta ante las nuevas condiciones físicas de los cyborgs que lo colocan en una nueva dimensión al tiempo que ponen en riesgo una de sus cláusulas fundamentales:


“El baloncesto es un juego en el que la habilidad debe prevalecer sobre la fuerza” (James Naismith)

Tampoco es tan evidente la huella del entrenador en el juego de los equipos, donde muchas veces prevalecen improvisaciones y monólogos fuera de guion que impiden saber la intención original de su técnico. Además, hay un rival que propone y se opone, que construye y destruye en el marco de una negociación de suma cero.

Adoloh Rupp, 42 años como Entrenador de Kentucky

Pero, a pesar de todo, es triste que se pierda el rastro de ideas que surgieron de mentes especialmente brillantes y originales. Que todo se comparta no avala una autoría colectiva, que la historia se popularice y se impregne de leyenda, no debería impedir que se recuerde la fuente original de la que todo partió. Quién fue James Naismith, quién Adolph Rupp, en qué contribuyó Pat Summitt al baloncesto femenino deberían ser preguntas fácilmente respondidas por todos los actores de nuestro deporte, pero especialmente por los que tenemos la osadía de enseñarlo y transmitir sus valores.

Con la encuesta lanzada desde nuestra página queremos, además de poner la figura del entrenador en el centro de la imagen, lanzar el guante para que vosotros, jugadores, entrenadores o aficionados al baloncesto, averigüéis qué hay detrás de la inclusión en la lista de los nombres que os proponemos, pues, aunque en muchos casos sea su historial el que explica por sí sola su presencia, algunos han patentado filosofías de juego como el small ball, del que tanto se habla hoy en día, esquemas tácticos que siguen de actualidad como el saltar y cambiar de Carolina del Norte o los ochos rusos, así como cambios en el reglamento como los que siguieron a la idea tan genial como polémica de Pedro Ferrándiz al sugerirle a un jugador que introdujera la pelota en su propia canasta.

Los 8 rusos de Gomelsky. Video de Alberto Cruz.

Por ello, si aún no te has parado a rellenar nuestra encuesta porque te sientes incapaz de puntuar a muchos de los nombres que en ella aparecen, te invitamos a dar una vuelta por las páginas de las diferentes asociaciones de entrenadores y por distintos rincones virtuales dedicados a estas figuras para calificar sus logros y encontrar, a raíz de la publicación de los resultados, una nueva excusa para acercarte a los mejores, a los guardianes del secreto que muchas veces buscamos en publicaciones recientes o anécdotas que no pueden competir con el saber reposado y reflexivo de quienes lo ganaron todo sin renunciar a un estilo, a una filosofía y a un compromiso inequívoco con la historia del baloncesto.

Y es que en la puerta de todos nuestros despachos o habitaciones debería haber un cartel que rece “¿cómo lo haría…?” En fin, el nombre lo dejamos a vuestra elección.

Y, sobre todo, si algún día quieres estar ahí en el Olimpo y que alguien piense en ti para saber cómo lo harías, prepárate para ser Entrenador Profesional con el ProCoach.

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