En un mundo en el que la analítica de datos es cada vez más trascendental, observamos como algunos jugadores súper profesionales continúan teniendo enormes dificultades para anotar un tiro libre, y por ende, dar solidez a su equipo. El hack al tiro libre está siendo especialmente duro si observamos a dos jugadores all stars en la NBA: Ben Simmons de los 76ers y Giannis Antetokoumpo de los Bucks.
Analizaremos en este post los inicios, los gepettos y situaciones que afectan al entrenamiento de estos jugadores.
Allá por la década de los 90, Don Nelson que entrenaba en los Mavs uso el “hack a” Dennis Rodman, aunque cuando realmente tuvo verdadera repercusión fue con Shaquille O´Neal, con un 52% de acierto en la línea de tiros libres.
Desde ahí el término Hack-a-Shaq tuvo tanta repercusión mediática y táctica que obligó a la NBA a crear una regla con la que se quería minimizar el daño de imagen a jugadores que se veían obligados a ir una y otra vez a la línea de tiro libre, donde precisamente no eran muy precisos – por decirlo de un modo más decoroso-.
Dwight Howard fue “obligado” a lanzar 39 tiros libres ya que su precisión en esa distancia era del 42%. A pesar de ello la jugada no le salió bien al rival, ya que anotó esa noche 21 de ellos
Fuente Wikipedia
Son muchos jugadores conocidos que han tenido un rendimiento muy deficitario en la línea del tiro libre (Wilt Chamberlain, DeAndre Jordan, Shaq, Drummond, Ben Wallace,…) apenas llegando al 50%. Jugadores que han ido muchísimas veces al tiro libre y que han supuesto una ventaja evidente para el equipo rival.
Andre Drummond con un 38% de acierto falló en 2016 la friolera de 23 tiros de 36 lanzados. Estableciendo un nuevo récord negativo.
Fuente Wikipedia
El poderoso Wilt Chamberlain falló más de 5000 tiros libres, con solo un 51.1% de acierto en temporada regular.
Fuente Nba.com
Estos datos contrastan con el más del 90% de acierto de los Curry, Lillard, Paul, Irving… que son un seguro para su equipo en esa distancia.
Una de las situaciones más comprometidas en el ámbito de la dirección de partido es si mantener en el campo a uno de estos jugadores – por muy trascendente que sea para tu juego. Y especialmente en los últimos minutos si un partido está igualada.
Tanto es así que un entrenador puede pensar que durante el desarrollo de un partido “con poca transcendencia”, es bueno que el jugador se enfrente a esos momentos y que incluso le puede ayudar a ir superando ese problema; pero cuando el resultado final se atisba en el horizonte y cada posesión tiene un enorme valor, mantener a ese jugador en el campo puede suponer un riesgo enorme para la anotación del equipo.
Sumar de uno en uno no es suficiente en el baloncesto actual, y un jugador con un 50% de acierto es un riesgo demasiado alto para asumir.
Es fácil imaginarse a Shaquille O´Neil, Ben Simmons o cualquier otro de los nombrados anteriormente recibiendo “clases particulares” de tiro de decenas de entrenadores de tiro; cada uno de ellos con la poción mágica y en unos meses frustrados por la insuficiente mejora.
No obstante, miles de tiros libres lanzados en entrenamientos no aseguran una mejora en el lanzamiento en competición….entonces ¿Qué hay más allá del tiro?
Uno de los factores que más se han analizado en cuanto al acierto en el tiro libre – además de la técnica de ejecución- es el concepto psicológico/mental. Muchos gurús, psicólogos, entrenadores y expertos en la materia han estudiado motivos, razones y causas por las que un jugador que va a la línea de tiro libre no encesta con facilidad. Entre muchos de los motivos técnicos, físicos o mentales se encuentran:
Sin embargo, cuando analizamos a estos jugadores súper profesionales, cuya técnica está más que trabajada, el aspecto físico también, no deben tener miedo al fallo aparentemente, ni de presión, y por supuesto tienen una rutina más que trabajada…
¿Qué ocurre?
Recientes investigaciones están trabajando sobre la posibilidad de que pueda haber un motivo relacionado con el nervio plantar y los receptores en las manos, que imposibilitan una sensibilidad suficiente para generar el tiro correctamente y con fluidez.
Esto explicaría cómo estos jugadores ejecutan como robots sin el “flow” que tienen los que sí lanzan con un porcentaje más elevado.
Pero también, si esto es así, las posibilidades de entrenamiento y mejora de estos jugadores puede escaparse de lo que un entrenador puede aplicar.
Si hemos trabajado toda la línea de errores frecuentes y nuestros jugadores continúan fallando, amén del trabajo mental que hay que realizar, puede que estemos en algún caso que se nos escape toda posibilidad de mejora evidente, y tengamos que conformarnos con una mejora muy pequeña y – esperemos que progresiva-.
Puede que haya un motivo relacionado con el nervio plantar y los receptores en las manos, que imposibilitan una sensibilidad suficiente para generar el tiro correctamente y con fluidez.
Salvo que nosotros seamos el nuevo mago que viene a salvar a los “gepettos” del baloncesto y evitemos el temido hack al tiro libre.
Gracias por leernos.
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