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El Minibasket: ¿un deporte diferente?

JJNieto87

Lamentablemente, el coronavirus y las medidas de confinamiento adoptadas para la mitigación de sus efectos ha impedido que la generación de 2008 pudiera disfrutar de una de esas experiencias que nunca se olvidan: el campeonato de España de minibasket de selecciones autonómicas de San Fernando, un hecho que, pese a todo, ha servido para que se reabran antiguos debates sobre minibasket, debates que nos parecen necesarios.

La primera cuestión que nos surge está relacionada con el uso de las palabras y su conexión con las ideas. En el anterior párrafo utilicé deliberadamente dos maneras de referirme al mismo hecho deportivo, a una misma competición.

A oídos de una persona ajena a este mundo, baloncesto en canasta a menor altura y balón pequeño podría suponer una definición gráfica y bastante completa de la palabra minibasket. Sin embargo, para quienes llevamos años relacionados con la didáctica del baloncesto, con su práctica y visionado, nos surgen muchas dudas. La primera, y tal vez la más importante, pasa por saber si el minibasket es simplemente baloncesto a pequeña escala, esto es, una antesala de lo que vendrá, o si, por el contrario, es un deporte con entidad propia, con unos códigos diferentes a los del baloncesto, deporte con el que está emparentado y al que imita, pero del que no se puede considerar, simplemente, que sea su evolución previa.

Este debate no es en absoluto baladí, pues de las conclusiones que cada uno extraiga dependerán inequívocamente la metodología y los objetivos de la planificación. No es lo mismo formar para hoy que para mañana, lo que desemboca en preguntas inevitables: ¿cuándo empezamos a entrenar con balón grande en aro a 3,05? ¿especializamos al chico alto que aún no es capaz de ponerla en el suelo? ¿si determinados recursos técnicos sirven en mini, pero no más adelante, los enseñamos, los promocionamos? ¿Presionamos siempre en toda la pista y jugamos siempre a la máxima velocidad aunque no tengamos un equipo para ello? ¿Fomentamos el tiro exterior aunque los réditos no sean óptimos en el corto plazo?

Al mismo tiempo, tal y como indica Sito Alonso en esta entrevista en el blog de MHL Sports, el mismo debate cuestiona el papel del entrenador, su función en cuanto que guía formativo o estratega hacia el triunfo. Salta a la cancha, por lo tanto, otro concepto, que es el de competición, un concepto que muchos defenderán como formativo y necesario, pero que otros postergarían, al igual que sucede con las selecciones tempranas (detecciones de talento) de jugadores para más adelante. ¿Debemos ser ante todo ejemplo o la idea debe ser ganar y, si es posible, dando ejemplo? Una vez más no es lo mismo.

 

 

Existen argumentos en todas las direcciones. Del mismo modo, no es necesario posicionarse en uno u otro extremo. Es más, ninguna de las dos posturas está en condiciones de reclamar una suerte de mayor “pureza”, no se trata de esto. Se puede apostar por la visión que defiende el minibasket como una fase previa en la formación y emplear contenidos propios del mini, de igual manera que se puede defender que el minibasket es un deporte propio y aplicar estrategias ofensivas y defensivas que se salen de la norma habitual (ayudas más largas, espacios compartidos,…).

Por lo tanto, desmitificado el debate, eliminada esa visión maniquea que muchas veces nos separó en puros e impuros, fieles e infieles, voy a dejar caer una serie de argumentos en ambas direcciones, todos ellos discutibles y matizables, con la intención, únicamente, de reflexionar.

El minibasket es solo una etapa previa del baloncesto porque…

1. Comparte su espíritu, su filosofía y gran parte de su reglamento.

2. Hay una continuidad evidente de jugadores. Un alto porcentaje de jugadores de minibasket seguirán jugando al baloncesto.

3. A nivel técnico existen muy pocas diferencias. La mayor parte de las mejoras van a proceder de la progresión en aspectos condicionales, principalmente la fuerza.

4. Los objetivos son los mismos: meter canasta y que no te la metan.

5. El jugador de mini es un proyecto de jugador de baloncesto. Su formación no debe verse limitada más allá de sus habilidades y cualidades. El juego y la competición están al servicio de esa formación y deben utilizarse como herramientas. No son un fin en sí mismo.

El minibasket es un deporte diferente porque…

1. La menor edad de sus jugadores define una menor madurez física y mental que debemos tener en cuenta a la hora de entrenar y competir.

2. Hay una serie de normas no escritas que, precisamente por considerarlas básicas en la formación de un futuro jugador, deben reinar en el minibasket: presionar toda la pista, responsabilidad individual en defensa, valentía en la toma de decisiones (mayor permisividad con el error).

3. La enseñanza es global, no hay separación de roles, prima la parte educativa a la competitiva.

4. Culmina un proceso formativo relacionado, sí, pero aislado. Es decir, el objetivo último de un entrenador de minibasket es formar un gran equipo alevín. Su horizonte es este año.

5. Hay una mayor permisividad en el contacto, se excluye la posibilidad de un comportamiento cínico o antideportivo, el reglamento fomenta la participación sobre la competición, los fundamentos técnico-tácticos a enseñar y emplear son distintos.

Un debate inagotable y necesario. Entrenador, ¿cuál es tu punto de vista?

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