El encierro afecta negativamente a la creatividad. Baste recordar los paseos periódicos, abiertamente rutinarios, que daba Inmanuel Kant en Königsberg, como parte de un proceso de captura de la inspiración que derivó en una de las obras filosóficas, en general, y sobre ética, en particular, más completas que se conocen. Al parecer Flaubert también corregía leyendo en voz alta, y de pie, los pasajes de Madame Bovary en busca de esa “mot juste”, o palabra justa, en cuya búsqueda hipotecó la felicidad.
La interrupción abrupta de las competiciones dificulta la evaluación de los objetivos
Puede que la lentitud, en cambio, ayude. En estos días hay tiempo para revisar apuntes, ver con ojo crítico partidos de nuestros equipos, analizar el juego de los mejores conjuntos de esta y otras ligas. Este era un tiempo que nos hubiera venido bien de no haber llegado acompañado del apellido “forzoso”, de no haber cercenado tantos procesos en marcha. Esta interrupción, por cierto, si culmina, como se espera, con la suspensión definitiva de las ligas, dejará a muchos directivos sin argumentos. ¿Se han cumplido los objetivos?
¿Habíamos terminado de conocernos como para renovar nuestro amor?
Es decir, ¿qué filtro seguiremos directores deportivos, entrenadores, jugadores, a la hora de apostar con vistas a futuro? Es cierto que la temporada estaba bastante avanzada, pero, justamente, muchas planificaciones estaban llamadas a empezar a repartir dividendos en primavera. ¿Habíamos terminado de conocernos como para renovar nuestro amor o, por el contrario, para romper abruptamente dicha relación?
Se abre un período de incertidumbre en el que, previsiblemente, el pastel vea reducida sus raciones, tal y como lo hacían las abuelas cuando algún invitado no previsto se presentaba a cenar, poniendo a prueba su vena hospitalaria. Contra lo que dicen los manuales de empresa, pero desde una óptica muy humana, es posible que los patrocinios se vean reducidos, que el sector público se vea conminado a satisfacer con prioridad otras demandas más urgentes, más limitantes para la vida que la práctica del deporte.
Al entrenador español le tocará ser creativo
Al entrenador español, probablemente el mejor del mundo al peso, le tocará ser creativo. Ya ni siquiera hacer las maletas, pues no es tan evidente que la distancia al hogar sea directamente proporcional a la dignidad y a las ganancias tras esta nueva crisis global. Creativo, supongo, para encontrar nuevas formas de dar valor a una sociedad francamente deprimida y recelosa, de mostrarse, no ya imprescindible pero necesario en la reconstrucción económica y moral.
Nos toca, por lo tanto, caminar, y caminar despacio, buscando las mejores condiciones para crear fórmulas, cooperativas por qué no, generosas, sin duda, al menos al principio, en las que demostrar que tenemos algo de sentido. Decía hace no mucho, no he salido de casa desde entonces, que el hecho deportivo se mantendrá en pie, como espejo y antorcha, pero solo en sus versiones de élite. ¿Qué haremos los demás?