Quién mejor que David Barrio Fernández (Valladolid, 1985), actual entrenador del LEB Plata del Club de Baloncesto Ciudad de Ponferrada, para hablar de las conexiones entre el baloncesto de formación y el profesional. Su experiencia, a pesar de su juventud, revela este carácter anfibio. A sus experiencias en el Liga 2 del Ponce Valladolid y el liga EBA del C.B. Virgen de la Concha de Zamora, suma numerosas aventuras en el campo de la formación, donde ha sido subcampeón de España junior femenino con Ponce, seleccionador de Castilla y León en distintas categorías y seleccionador nacional U-14. Nos complace anunciar que David estará en Valencia, del 9 al 12 de julio, como alumno del Youth Procoach.
El salto de formación a senior
El salto a senior no implica que un jugador deje de ser de formación. En función de la madurez del jugador, podríamos estar hablando de la edad de 22 años como frontera natural, aunque haya jugadores que llegan mucho antes. Otros, en cambio, sobre todo los hombres grandes, necesitan más tiempo por temas fisiológicos. Pero estos tres y cuatro primeros años deben ser tratados de esta manera, aunque los chicos estén jugando contra adultos, por lo que hay que tener con ellos un “cariño” especial.
Hay que atender, sobre todo, a los estadios formativos y a los órdenes lógicos de aprendizaje
Creo que en su acceso a los primeros equipos, al profesionalismo o semiprofesionalismo, muchos jugadores presentan un déficit táctico o de conocimiento de situaciones estandarizadas de juego. Somos un modelo de enseñanza de la toma de decisiones, pero, si no un exceso de situaciones de juego libre, sí que aprecio una diferencia demasiado grande entre lo que es baloncesto de formación, donde se habla de conceptos negativos, que están casi satanizados y que van a ser necesarios para dar ese salto. Yo mismo he notado mucho la diferencia entre jugadores que procedían de canteras más modestas y aquellos otros que habían estado entrenando con equipos y entrenadores profesionales, a quienes no había que explicarles los conceptos.
Deberíamos adelantar el conocimiento de situaciones y conceptos que son básicos en el baloncesto senior. Un jugador, cuando es junior, no puede jugar solo situaciones de dividir y doblar. Muchos infantiles de segundo año, en equipos que juegan campeonato de España, están preparados para jugar bloqueos directos, plantear y atacar zonas. De lo que no estoy de acuerdo es del “flotar por flotar” para ganar, pero hay que atender sobre todo a los estadios formativos y los órdenes lógicos de aprendizaje, luego no pueden venir marcados por edades. No podemos tasar tanto lo que se puede y no se puede hacer en función de edades o categorías.
Estructuras y modelos de competición
Tenemos que intentar sumar todos. Los clubes tienen que ayudar a fomentar el baloncesto escolar, porque si no hay baloncesto escolar no hay baloncesto federado. Los modelos de academia me gustan, el trabajo individualizado es básico, pero el jugador está obligado a competir. Aquí estamos muy encorsetados por los modelos de competición existentes. Algún proyecto que todos tenemos en mente ha pretendido vivir de tecnificaciones y torneos, pero es complicado renunciar a participar en campeonatos de España. El soporte que marca la federación, que en categorías de formación es más que correcto, determina todo. No estamos preparados para plantear un cambio de modelo radical. Bastaría con reforzar un modelo que, en general, no creo que sea erróneo.
La detección de talento
Cuando hablamos de talento, lo primero es diferenciar los tipos de talentos existentes. Hay veces que sí deberíamos buscar a jugadores cuya morfología ayuda a la práctica del baloncesto en estadios posteriores, pero con la detección del talento físico creo que debe ir en paralelo un trabajo de soporte en este mismo campo, pero también en el psicológico, pues demandan paciencia. Los jugadores que van a medir 2,05 o 2,10 no pueden quedar fuera porque no sean efectivos en mini o porque en infantil no puedan correr el campo a la velocidad de sus compañeros.
Como entrenador me parece interesante ir desarrollando el talento físico, pero a veces con el que más disfrutas es con el jugador inteligente
Para ello creo que la labor del preparador físico, así como la del psicólogo u orientador, son fundamentales. Y si no disponemos de estas figuras tenemos que tener conocimientos básicos y sobre todo eso, paciencia. Como entrenador, me parece interesante ir desarrollando el talento físico, pero a veces con el que más disfrutas es con un jugador inteligente, que probablemente son los que menos nos demandan.
El jugador joven y su formación
Cada vez me veo más mayor, a pesar de ser todavía joven. La comunicación ha cambiado y nos tenemos que adaptar. Además, hay que tener en cuenta dónde estamos. La primera dificultad que nos encontramos ahora es la de la captación. Antes era difícil no contar con un número suficiente de jugadores. Ahora, sin embargo, es esencial acompañarlos en el proceso de amar el juego, un proceso que debe ir de la mano de su enseñanza, pues no puedes amar de verdad lo que no conoces. A partir de ahí, he cambiado muchos los refuerzos y también la relación con los padres, a quienes creo que hay que convencer. Todo ello sin dejar de marcar unas líneas rojas y ser inflexible en su cumplimiento.
Que el grupo humano sea bueno es esencial para el jugador joven. También me gusta seleccionar perfiles personales que se adapten a lo que buscamos y trasladarles esas líneas rojas de las que antes hablaba plasmadas en un reglamento interno. Pero en general, el jugador joven reclama lo que el resto, que lo trates con respeto y honestidad. En su integración, lo esencial es permitirle que se equivoque en la cancha, nunca fuera de ella.
Las mañanas y los inicios de semana los dedicamos a la mejora del jugador. El trabajo del pospartido debe ir encaminado a la mejora individual. Incluso desarrollamos estadísticas individualizadas. Aquí el trabajo de Fernando Merchante, entrenador ayudante, ha sido fundamental, porque el jugador acaba creyendo. Como curiosidad, nos funcionó bastante bien, en un momento dado de la temporada, reclamar la voluntad del jugador para querer acceder a este feedback de cara a involucrarlo en esta mejora y que no observe las correcciones como un ataque. Cuando son ellos los que lo piden son más receptivos.
La frontera entre el baloncesto de formación y el de competición
No veo mal la figura de los entrenadores individuales, integrados en los staff u orbitando en torno a ellos. El único problema que veo es el de coordinación, porque si el jugador recibe mensajes diferentes va a elegir siempre el que se acerca más a su posición previa, y este normalmente va a ser el de su preparador individual. Considero clave que estos entrenadores no dependan de este sueldo para sobrevivir. Así podrán hacer valer sus criterios y actuar con independencia. Pero si fuéramos capaces de asumir esto y alcanzar esta coordinación, a mí sí me gusta este modelo.
Siempre he intentado estar en conexión con la cantera, llevar un equipo de escuela, benjamín o mini, de patio de colegio a poder ser, porque te ayuda a no perder la perspectiva. Este año hemos intentado hacer un entrenamiento a la semana con niños de cantera y así también podemos estar más próximos de las necesidades de los chicos. El mayor ajuste que tienes que hacer como entrenador senior es el de los objetivos: jugar para ganar y conocer las exigencias del club. No creo que el salto táctico sea tan grande. Siempre he creído que los entrenadores de cantera deben conocer lo que se está jugando. Muchos modelos son exportables y adaptables a la formación del jugador.
Los retos actuales del entrenador
Yo creo que la formación tiene que ser integral y que tenemos que estar preparados para acceder a conocimientos de carácter transversal. Debemos tener conocimientos de preparación física, aunque lo ideal sea rodearse de un buen preparador físico. Debemos tener conocimientos de psicología, pero lo ideal es tener un psicólogo en el cuerpo técnico. Y en general tenemos que tener inquietudes, tener un bagaje cultural y estar formados en muchos ámbitos para darle al jugador una formación completa, también humana, por supuesto.
Me obsesionan los temas psicológicos ─sin procurar serlo, porque valoro mucho a los profesionales de la psicología─, en particular la gestión de la frustración. Creo que en eso tenemos un margen de mejora y que tenemos que ser capaces de contribuir en la orientación del jugador, haciéndole entender que también se tiene que formar fuera, ayudarles a ejecutar su propio plan de vida. También me interesa la lógica de las organizaciones, los modelos, las estructuras. Por puro interés personal y porque creo que en España tenemos bastante margen de mejora en este punto, donde los entrenadores son gerentes, negociadores, contables…
Muchas gracias por tu tiempo, David. Nos vemos en Valencia en menos de un mes, en la fase presencial del Youth Procoach.