Desde el año 1935 hasta el 2000, el balance de medallas de la Selección Española era de 1 plata olímpica (Los Ángeles´84), 4 platas en Europeo y 1 bronce. Una trayectoria de 65 años en la que no conocimos la victoria en un torneo en el que se representaba a nuestro país, hasta que llegó un grupo de chavales que nos cambiaron para siempre. Ellos nos enseñaron el camino para ganar.
El impacto de la llegada de la generación de los juniors de oro (Oro en el Campeonato del Mundo Júnior de 1999 y que ya habían ganado el oro en el Europeo de 1998) fue tal que desde el año 2001 hasta digamos la retirada de Pau en la Olimpiada de Tokio 2020, ha supuesto un balance de 5 oros, 4 platas y 3 bronces combinando Olimpiadas, Mundiales y Europeos.
Pero más allá de ese tremendo tsunami de éxitos, la generación del 80 nos selló a fuego en nuestras cabezas el carácter ganador. Incluso sería capaz de pensar que ese impulso se transmitió también a la selección femenina, e incluso a la de fútbol que años después del Mundial de Japón se hicieron con el Mundial de Sudáfrica.
Y es que este movimiento ganador del deporte colectivo ha ido arrasando a otras muchas selecciones españolas tanto masculina como femenina. Una especie de estigma positivo que hizo famoso aquel “Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”
Cuando se habla de la generación del 80 se nombran a jugadores insignia como Pau, Navarro, Felipe, Raül, Calderón, Berni, Cabezas, Germán… pero la trayectoria ganadora no quedó en ese grupo -algo que supieron muy bien aprovechar los que vinieron detrás- como Rudy, Llul, Ricky, Sergio Rodríguez, Marc… y aprendieron a subirse los que estaban antes como Carlos Jiménez, Garbajosa, Mumbrú,…
Pero no solo eso, sino que fue un movimiento que sacudió a las selecciones menores, con éxitos en todas las categorías masculinas y femeninas que incluso llevó algún año a ganar en todas las categorías en las que España competía.
Ahora, 20 años después de la irrupción de esta corriente ganadora, podemos decir que está tan instaurada en los genes del jugador español que difícilmente podemos ver un equipo español que no salga a competir un campeonato europeo o mundial. Somos conscientes de nuestras posibilidades, pero también de nuestro carácter ganador.
Y como todo, esa ola ha arrastrado también a los entrenadores. Situando a estos en la cúspide mundial, algo que en los 80 estaba reservado a dos o tres técnicos de reconocimiento internacional.
Hoy, decenas de entrenadores españoles triunfan en equipos de países que jamás hubiésemos pensado que elegirían a un español por encima de un norteamericano o un balcánico. Y cada vez son más y mejores.
Unos entrenadores con un nivel de preparación altísimo, exigentes, con una autoexigencia por la formación permanente que es envidia de otros países, y que arrastra a los más jóvenes que están empezando, en una rueda cada vez más poderosa.
Por todo ello, el agradecimiento a los que crearon y mantuvieron esa ola ganadora debe ser infinito. Nos cambió la forma de entender el juego, nos impulsó a cotas mayores y nos arrastró a la consecución de éxitos impensables.
Ahora todo es posible, porque ellos nos enseñaron el camino para ganar. Sigamos transmitiendo ese carácter ganador a las generaciones venideras. GRACIAS EQUIPO.
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